martes, 10 de febrero de 2009

La España corrupta

Todos bien sabemos las suculentas comisiones a las que los alcaldes están acostumbrados. En ocasiones parece que tanto presidentes autonómicos como alcaldes están por encima de la ley y pueden ofrecer las obras públicas al "mejor postor". Hasta aquí no habría ningún problema si en cuanto a mejor postor entendiesen a aquel que mejor responda al interés general en vez de al interés particular de sus bolsillos.

Dicen que Italia es un estado corrupto pero no sé si por ser el español una lengua romance tal calificativo también puede hacer referencia a nuestra sociedad. Por otro lado, cierta suerte tenemos en que haya quedado obsoleto el modelo de crecimiento basado en la construcción, así nuestros cargos públicos no podrán seguir enriqueciéndose ilicitamente con tal actividad, aunque seguro que encuentran algo para suplir tal déficit, y si no que se lo pregunten a Touriño y sus reformas.

Repulsa me dan también el Sr. Panero y Martín, como muchos otros que, incapaces de presidir el interés general, se centran en "aprovechar" al máximo los días que les dure la alcaldía o presidencia. Es que el tema no es baladí porque si a la generalizada corrupción unimos el coste desmesurado de un estado, más que autonómico, autonómico-provincialista las cuentas se disparan. Si a esto unimos la concesión de competencias desmesurada por parte del estado central nos quedamos ante un gobierno español que, más que labores de ejecutivo, desarrolla labores de gestión, y unas comunidades autónomas "mimosas" y deseosas de independencia y de capital propio.

En nuestro país no hay un interés común, el único que hay es el que todos tenemos por nuestro propio bolsillo aunque algunos hay sin escrúpulos a la hora de llenarlo. Estoy cansado de palabras bonitas, de austeridad, de progreso, de buenas imágenes, cuando la realidad es que nuestro sistema público trata de maximizar la tajada que saca de nuestros bolsillos. Es como si pusiésemos en un eje de coordenadas la curva que maximiza la tajada del sector público y en el otro eje las quejas de los ciudadanos. Pues bien, el punto óptimo será aquel en el que ambas curvas se corten y, desde mi punto de vista, en este país la curva de quejas de los ciudadanos es exageradamente inelástica.

Para acabar con una pequeña esperanza os dejo una noticia del Ayuntamiento de Yuncos que ha promovido una medida ejemplar en estas épocas. Gregorio Rodríguez se ha merecido mis mayores respetos y espero que gracias a sus gestos y medidas el resto de los alcaldes se den cuenta de que su labor es atender a las necesidades de los ciudadanos y, en definitiva, al interés general.

1 comentario:

Tremendelirius dijo...

Sí, es un buen ejemplo. Lo triste es que estos ejemplos no deberían destacar. Debería haber un auxilio eficaz que ayudara a las personas que verdaderamente lo necesitan. De hecho en cierto modo ya existe, con organizaciones como Cáritas y sus comedores sociales.

Lo que pasa es que estas cosas deben nacer de la iniciativa pública y no de organizaciones sin ánimo de lucro. La solidaridad no debería ser un tema privado y en ese sentido estoy de acuerdo contigo en que la federalización del Estado ha llegado demasiado lejos.

Cada día me cuestiono más la utilidad del Estado de las Autonomias y si verdaderamente no sería mejor tener un Estado más centralizado o al menos que fuera garante de la equidad y solidaridad interterritorial. Al menos determinados servicios públicos no veo que hayan mejorado con la autonomizacion de estos. Más bien al contrario, sanidad y educacion empeoran a cada paso.

En ese sentido estoy de acuerdo con la idea de Upyd de replantear todo el federalismo para terminar de una vez el modelo para que los nacionalistas no condicionen siempre el futuro del pais a sus reivindicaciones territoriales.

Un saludo miguel

P.D. Me podrías explicar un poquito mejor lo de las curvas. Te confieso que me he perdido. Será que como hace tiempo que no las manejo, se me ha oxidao el cerebro xD