miércoles, 17 de septiembre de 2008

No hay que preocuparse

Si es que es cierto, el que se agobia es porque quiere y aún encima genera crispación y atenta contra la confianza en el mercado financiero y en la economía. Aunque haya familias que no puedan pagar sus hipotecas, su sueldo no les llegue para vivir, se tengan que ir a Francia a hacer la vendimia, hayan perdido su trabajo o hayan perdido más del 30% de sus ahorros de toda la vida lo que nunca hay que perder es la confianza.

Todo aquel que agobie hablando del aumento del número de parados, de la crisis de liquidez, etc. lo único que hace es atentar contra la confianza de los ciudadanos y eso es lo último que se puede hacer, ¡confianza para todos! Por ello propongo que los medios de comunicación se dediquen a otros temas, la memoria histórica, el aborto, la eutanasia, la xenofobia...para así tratar de que nadie pueda crispar diciendo lo que realmente está sucediendo y así los ciudadanos no pierdan la confianza. Pobres ciudadanos, las cosas que hay que hacer para que mantengan la confianza.

Ya puede estar derrumbándose mi empresa, el cobrador del frac acudiendo a mi portal, la bolsa desmoronándose, mis cuentas en números rojos, los precios disparándose y el banco quedándose con mi hogar dulce hogar que ¡la confianza será lo último que pierda! Debemos confiar en que peor casi no podemos estar y no podemos hacerle el feo ahora a nuestro gobierno de hablar de crisis, falta de liquidez, endeudamiento del Estado, inmigración...ahora sí que no, debemos apoyarles y confiar en nuestro sistema, ¡el sistema de la confianza!

sábado, 13 de septiembre de 2008

¡¡¡LA HISTORIA SE REPITE!!!

El otro día un buen colega me decía: "Yo no soy partidario de ningún partido político concreto porque considero que ante determinadas situaciones son mejores unos que otros".

Gran verdad reflejaban sus palabras, una gran verdad respaldada por la propia historia. Por todos son conocidas las cualidades que definen al gobierno de uno u otro partido político. Los socialistas están caracterizados por dar rienda suelta al gasto público tratando de favorecer, aunque a veces aparentemente, a pensionistas, homosexuales, travestis, inmigrantes y a todos aquellos que, desde su punto de vista, precisan de un empuje social para vivir. Toda esta labor la realizan sin tener en cuenta la economía y, por tanto, dejando al libre azar el impacto que pueda tener su política de gasto y las principales macromagnitudes. Se trata, por tanto, de un gobierno adecuado para actuar ante escenarios de holgura económica en los que poder centrarse en otros problemas de contenido más "rosa". El resultado de un gobierno socialista siempre se caracteriza por dejar en herencia una alta tasa de desempleo, unas cuentas públicas endeudadas, un relativo caos social y, en definitiva, una economía y una sociedad sin rumbo fijo.

Por su parte, los populares son caracterizados por dar cierto orden a la economía, ideales y estructura del país. Lo que sucede es que a algunos tal orden no les gusta. La estabilidad económica es su principal fundamento para posibilitar el avance de la sociedad. De esta manera, las cuentas públicas se sanean, el desempleo se reduce, y la economía se impulsa, logrando así un mayor nivel de vida y bienestar. El resultado es una holgura económica en la que aumenta la demanda de gasto social.