domingo, 2 de marzo de 2008

El trasvase del Ebro

En esta entrada voy a contaros lo acontecido con lo que tanta gente repite "el trasvase del Ebro", pero que poca gente conoce la historia realmente encerrada y lo acontecido.

El sureste de España no tiene agua, el agua es para ellos "plata líquida". Murcia se dedica en gran medida a la agricultura, la cual se ve limitada por esta escasez de agua. Llegados a este punto nos damos cuenta que, lo lógico, es tratar de resolver este problema y llevar a allí el agua que pueda sobrar en otras comunidad, eso se llama solidaridad.

El Ebro mueve grandes masas de agua, sobretodo al inicio de la primavera, cuando los pirineos comienzan a deshielarse. Es por ello por lo que el gobierno del PP decidió hacer el trasvase del Ebro, para llevar agua al sur de nuestro país, una zona muy castigada por la sequía. Para ello contaban con los fondos europeos, por lo que se trataba de una obra de cierta envergadura pero efectuable economicamente. Los aragoneses, lógicamente, sacaron su sentimiento de protección de lo suyo y se opusieron por un mero sentimiento, el sentimiento de que les quitaban algo que consideraban suyo. En el fondo esto no es así ya que consistiría en utilizar las aguas que sobrasen y ello ayudaría a otras comunidades y, por tanto, a nuestro país.

Él agua que llegaría al sur peninsular sería un agua de calidad y con un coste y precio normal, el agua valdría a los consumidores lo mismo que el agua que beben en otras comunidades.

Llegó el PSOE al gobierno y decidió llevar la contraria al proyecto, lo paralizó. En vez de ello apostó por poner desaladoras, pero esto, además de encontrarse con unas contrariedades, produciría agua a un precio mucho mayor que el del agua natural. Para tratar de reducir la sensación del precio alto en un inicio este estaría subvencionada para que no fuese tal el impacto en los consumidores pero que iría desapareciendo la subvención llegando a un punto en que los consumidores pagarían un agua tres veces más cara que la recogida de los ríos.

Las contrariedades que se encontraron fueron, por un lado, la gran fuente energética que precisan las desaladoras para funcionar (tienen grandes bombas de gran potencia que tratan de hacer el efecto contrario a la ósmosis). Por ello sería preciso acudir a energía de otros países, entre ellos Francia, ya que la producción energética nacional no es suficiente, esto aumentaría los costes y repercutiría en los bolsillos de los consumidores por lo que, si el precio ya de por sí era alto, con este hecho sería aún más.

Otra contrariedad es que se encontraron que en el Mar Mediterráneo hay unas especies de algas marinas que son fundamentales para el ecosistema marítimo y que, por tanto, son unas especies protegidas y ello limitó y practicamente hizo inviable la creación de las desaladoras.

Tras todos estos hechos descritos nos encontramos ahora, día de hoy, en el cual ya nos hemos quedado sin fondos europeos, sin haber dado una solución, y todo ello porque el PSOE decidió paralizar el Plan Hidrológico Nacional el cual habría solucionado los problemas que cada vez son más graves de la sequía en el sur de nuestro país.

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